Cultura Galega Adiós, ríos; adiós, fontes; adiós, regatos pequenos; adiós, vista dos meus ollos, non sei cando nos veremos. (Rosalía de Castro) Comería a túa alma coma quen come un ovo doce novo, perfecto microcosmos no seu óvalo de nacre. (Estíbaliz Espinosa) Idioma meu, homilde, nidio, popular, labiego, suburbial e mariñeiro, que fas avergoñar ó burgués, ó señorito i o tendeiro. (Manuel María Fernández) Ás veces fáltannos palabras e ás veces sóbrannos, ás veces fáltanos o tempo de dicilas e ás veces pásanos o tempo de calalas. (Baldo Ramos) Os soños cantan coa gorxa xeada, como esclavos fan tocar os tambores. (Manuel Rivas) Mexan sobre nós e temos que dicir que chove. (Castelao) Díxenlle á rula: Pase miña señora! E foise polo medio e medio do outono por entre as bidueiras sobre o río. (Álvaro Cunqueiro)

El Teniente de A Rocha Forte


Álvaro Sánchez de Ávila, un caballero, noble, guerrero, herido en batalla, padre, esposo.. De origen probablemente castellano (vinculado con alguno de los linajes de los Sánchez de Ávila en torno a Salamanca o Ávila), fue un teniente del Castillo de A Rocha Forte, en Santiago de Compostela. 

La primera referencia documental que se tiene de Álvaro Sánchez de Ávila, es el foro que el Cabildo de la iglesia de Santiago le hace, en 5 de diciembre de 1455, del coto, señorío y heredades de San Pedro de Viños, San Martiño de Calvos y Santiso de Calvos, por un precio anual de 500 maravedíes viejos. Este es un momento en el cual, Álvaro Sánchez de Ávila, ya ostentaba el cargo de Teniente de A Rocha Forte, regidor del municipio compostelano y no había contraído todavía matrimonio. Este foro había sido realizado gracias a la mediación del arzobispo, tal y como se recoge en el Tumbo de tenencias de la Iglesia de Santiago de Compostela.

Álvaro Sánchez de Ávila tenía un hermano. En el testamento de García, escudero del conde de Trastámara don Pedro Álvarez Osorio, otorgado el 11 de julio de 1459, puede encontrarse un pasaje en el que, según el testador, ese Pedro Sánchez, envalentonado probablemente por la posición de privilegio de su hermano, habría robado un caballo al propio García; un episodio nada amistoso, puesto que el texto alude a ciertas heridas inflingidas. 

Ruínas del Castillo de A Rocha Forte.

Este hecho trajo como consecuencia un tira y afloja que acabó con el encarcelamiento de Pedro Sánchez por los hombres de García. Manteniendo probablemente una conciencia todavía linajística, es Álvaro Sánchez de Ávila quien se encargó de solucionar la situación, pagándole a García por el agravio una cadena de oro de sesenta reales de peso y alcanzando así la liberación de su hermano.

En el tiempo entre este momento y las guerras irmandiñas de segunda mitad del siglo, don Álvaro Sánchez de Ávila no sólo contrae matrimonio sino que tiene su primer hijo con María González, hija de Gil Rodrigues Barela, un miembro de la oligarquía urbana de Compostela, y uno de los regidores de la ciudad.

El tiempo fue pasando y Álvaro Sánchez de Ávila se erigió, a lo largo de 1460, en verdadero adalid y defensor del arzobispo Alonso de Fonseca II, siendo brazo ejecutor de su política y uno de sus más fieles y audaces caballeros. Hacia 1466 el Castillo de A Rocha Forte es asediado y vencido, por lo que Álvaro Sánchez de Ávila deja de ser su Teniente. Aún así, continúa siendo uno de los más fieles caballeros y principales adalides del arzobispado compostelano.

El 13 de junio 1471, tiene lugar la batalla de Altamira. Lope Sánchez de Moscoso, señor de la casa de Altamira, levantado en armas contra el prelado de Santiago Fonseca II, había conseguido erigir, hacía poco tiempo, un castillo en el propio lugar de Altamira, un enclave que se consideraba estratégico y, por tanto, de enorme peligro para el arzobispo compostelano.

Según Vasco de Aponte, cerca de cinco mil peones bien pertrechados, con dos trabucos, se juntaron para asediar la fortaleza, con armas de los Maldonado y de los Fonseca, y enfrentados a Pedro Álvarez de Soutomaior, Diego de Andrade y Gómez Pérez das Marinas, que acudían en defensa de Lope Sánchez de Moscoso. En la batalla, Álvaro Sánchez de Ávila acabó resultando herido.

Diego de Andrade, viéndolo desfallecer, herido en la cara y en las manos, lo condujo preso a su tienda y desde ahí partieron hacia Pontedeume, a la fortaleza de los Andrade, donde don Álvaro permanecerá un tiempo retenido y se curará de sus lesiones. 

La experiencia de Álvaro Sánchez de Ávila al frente de un enclave militar era mucha y, con seguridad, desde el arzobispado de Santiago no se quería desaprovechar. Por esta razón, en 1481, en el "Libro de Recabdança" del Archivo de la Catedral de Santiago, aparece mencionado como alcalde y teniente de la fortaleza de A Barreira, refiriéndose a él no sólo por su nombre, sino también como alcalde de A Rocha, cargo que sin duda, aunque ya cumplido, no se olvidaba.

En 1489, Álvaro Sánchez de Ávila, que cargaba con una enfermedad desde hacía algún tiempo, acabó falleciendo. Tal como había expresado en su testamento, fue enterrado en la iglesia del Monasterio de San Paio de Antealtares, junto a la capilla de Santa María, a la que tenía devoción, lugar donde aún hoy debe descansar.

Conoce todas las curiosidades de Galicia con Cultura Galega. Regístrate en Cultura Galega y aprovéchate de todas las ventajas que ya tienen nuestros usuarios registrados. Además, puedes descargar la APP de Cultura Galega desde el Play Store y disfrutar de todo nuestro contenido en tu dispositivo Android.





-