Cultura Galega Adiós, ríos; adiós, fontes; adiós, regatos pequenos; adiós, vista dos meus ollos, non sei cando nos veremos. (Rosalía de Castro) Comería a túa alma coma quen come un ovo doce novo, perfecto microcosmos no seu óvalo de nacre. (Estíbaliz Espinosa) Idioma meu, homilde, nidio, popular, labiego, suburbial e mariñeiro, que fas avergoñar ó burgués, ó señorito i o tendeiro. (Manuel María Fernández) Ás veces fáltannos palabras e ás veces sóbrannos, ás veces fáltanos o tempo de dicilas e ás veces pásanos o tempo de calalas. (Baldo Ramos) Os soños cantan coa gorxa xeada, como esclavos fan tocar os tambores. (Manuel Rivas) Mexan sobre nós e temos que dicir que chove. (Castelao) Díxenlle á rula: Pase miña señora! E foise polo medio e medio do outono por entre as bidueiras sobre o río. (Álvaro Cunqueiro)

Manfred Gnädinger, el anacoreta de Camelle


Manfred Gnädinger, conocido como Man o El alemán de Camelle (Radolfzell am Bodensee, 27 de enero de 1936 - Camelle, 28 de diciembre de 2002) fue un pintor, filósofo Y escultor alemán que vivió como un anacoreta en la parroquia de Camelle, que pertenece al término municipal de Camariñas, en la Costa da Morte (Galicia).

Trató de llevar una vida lo más simple y natural posible, elaborando esculturas al aire libre cerca de la playa donde vivía y cuidando su pequeño jardín.

Nació y paso su infancia en Alemania, procedente de una familia de siete hermanos y estudió arte en Italia. Impartió clases de arte en Suiza a personas con problemas de integración social. Su interés por la preservación del medio ambiente y la curiosidad por conocer la costa gallega lo condujeron a la Costa da Morte. En mayo de 1962 llegó a un Camelle inmerso en las fiestas patronales del Espíritu Santo. Desde aquel día ese alemán solitario, educado y de buen aspecto y con cierto aire de turista acomodado, se instaló para siempre en el pueblo.

Manfred Gnädinger, el anacoreta de Camelle

Durante el accidente del Prestige en noviembre de 2002, la mancha de petróledo daño sus esculturas. Se cree que el Alemán se dejó morir de melancolía y tristeza.

El 9 de noviembre del 2010, un temporal destruyó lo que quedaba de su obra.

El autor y su obra hicieron conocida a la villa de Camelle (Camariñas), incluso hasta tal punto que es prácticamente imposible encontrar en la red información de este lugar en la que no se haga referencia a Man, y viceversa. La puesta en valor y recuperación del legado de Man, también lo es, por extensión del puerto de Camelle y su entorno, en los que Man no solo creó, sino que convirtió en su hogar y en su propio proyecto museístico espontáneo.

El trabajo que Man realizó a lo largo de los años en las cercanías del espigón de Camelle quedó devastado por culpa del vandalismo y de las últimas catástrofes climatológicas de la zona. La obra que persiste actualmente en el jardín-museo, único jardín marino de esculturas en el mundo, no refleja su estado original.

Lamentablemente, una gran parte de su obra se ha perdido ya, quedando solo registros gráficos y audiovisuales.

En 2014 se ha iniciado un proyecto denominado MAN: mar, arte y naturaleza, que tiene como objetivo recuperar la obra de Man y exponerla tanto en a "Casa do Alemán" como en Internet, a través de una exposición virtual.

Obra de Manfred Gnädinger, el anacoreta de Camelle

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