Galicia es tierra de convergencia y feliz destino de todas las rutas del Camino Jacobeo. Compostela despliega todo su esplendor para acoger a los peregrinos, que llegados desde los más distantes y variados orígenes, se postran a los pies del Apóstol.
No obstante, a lo largo de los cientos de kilómetros previos, han podido disfrutar de parajes singulares que a lo largo y ancho de buena parte de nuestra geografía brinda "el Camiño".
La mayoría se encaminan por el tramo Francés, un interesante recorrido que parte de la montaña luguesa, desciende hasta la Ribeira Sacra y atraviesa el este coruñés por la Terra do Queixo de Ulloa y Arzúa, hasta el glorioso ingreso en Santiago por Monte do Gozo.
El camino Portugués representa un buen disfrute del suroeste gallego, colindante con las Rías Baixas, e incluye espectaculares panorámicas de la Ría de Vigo durante la etapa Redondela-Pontevedra, además del armonioso contraste entre las dos riberas del río Miño de dos países hermanos y distintos.
Otras rutas son la Vía de la Plata, todo un paseo por tierras ourensanas, el Inglés, desde A Coruña o Ferrol, el de la Costa, desde Ribadeo (Lugo), o la Ruta marítima, a orillas de la enorme Ría de Arousa.
No satisfechos con llegar hasta la tumba del Apóstol, o quizá rebosantes de alegría, los peregrinos con más iniciativa se encaminan hasta el Finis terrae, tierras de Muxía y Fisterra en la Costa da Morte. El encuentro con el Atlántico, en los confines del mundo occidental, resulta toda una metafora acerca de la muerte y el alén.
Los diferentes caminos para peregrinar a Santiago de Compostela
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