Cultura Galega Adiós, ríos; adiós, fontes; adiós, regatos pequenos; adiós, vista dos meus ollos, non sei cando nos veremos. (Rosalía de Castro) Comería a túa alma coma quen come un ovo doce novo, perfecto microcosmos no seu óvalo de nacre. (Estíbaliz Espinosa) Idioma meu, homilde, nidio, popular, labiego, suburbial e mariñeiro, que fas avergoñar ó burgués, ó señorito i o tendeiro. (Manuel María Fernández) Ás veces fáltannos palabras e ás veces sóbrannos, ás veces fáltanos o tempo de dicilas e ás veces pásanos o tempo de calalas. (Baldo Ramos) Os soños cantan coa gorxa xeada, como esclavos fan tocar os tambores. (Manuel Rivas) Mexan sobre nós e temos que dicir que chove. (Castelao) Díxenlle á rula: Pase miña señora! E foise polo medio e medio do outono por entre as bidueiras sobre o río. (Álvaro Cunqueiro)

Almanzor y la ciudad de Compostela


En el siglo X de nuestra era, el Apóstol Santiago, era para los árabes un símbolo de la reconquista que los cristianos estaban protagonizando en el norte de la península. Dos siglos antes, en el 813, un ermitaño llamado Paio (Pelayo), había encontrado los restos de Santiago Zebedeo en lo que es hoy la ciudad de Compostela.

Esta importancia simbólica, atrajo los deseos de destrucción del caudillo árabe Al-Mansur Bi-Llah, conocido por los cristianos como Almanzor. Éste ya había emprendido razzias, o expediciones de saqueo contra otras ciudades cristianas como Barcelona, León o Salamanca, pero la importancia que Santiago tenía como símbolo de una fe que era enemiga de la suya, lo llevó a dejar Córdoba y emprender la expedición de castigo a Compostela.

Retrato de Almanzor

En agosto del 997 Almanzor toma Compostela y sus tropas saquean la ciudad. La crueldad que éste caudillo demostraba en todas las ciudades por él saqueadas, sólo se vio conmovida por la presencia de un viejo monje que impasible ante la brutalidad de los saqueadores, permanecía inmóvil, orando, frente a la tumba del Apóstol. Almanzor, prohibió a sus soldados que no dañasen ni el sepulcro, ni al anciano, que algunos identifican con el obispo San Pedro de Mezonzo. Reinaba en Galicia Bermudo II.

El castigo divino cayó sobre las tropas musulmanas y sobre su caudillo; este castigo, se concretó en forma de cegueras y diarreas. Incluso Almanzor fue alcanzado por una de éstas cegueras transitorias, y en su desesperación, pidió favor al Dios de los cristianos y renegando de Alá y de Mahoma.

Cuando recobró su vista, Almanzor olvidó su promesa y reemprendió el camino de vuelta a Córdoba, llevándose un cuantioso botín, incluidas las campanas de la catedral compostelana que fueron llevadas a la ciudad califal a hombros de prisioneros cristianos, al igual que las puertas que luego servirían como techumbre a la mezquita cordobesa. Para los cristianos éste fue un duro golpe que quedó grabado en su memoria y cuando reconquistaron Córdoba, las campanas que habían sido llevadas a Córdoba, fueron devueltas a Compostela, esta vez a hombros de prisioneros musulmanes.

Estatua de Almanzor

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