La tradición afirma que una santa gallega, más concretamente santa Comba, la santa de las meigas, fue una meiga chuchona de esas que chupaban la sangre de los niños, mataba a los viejos y echaba algún que otro mal de ojo. En el santuario de Santa Comba de Bértola (Pontevedra) se producen romerías para curar el “meigallo”.
Dominga da Serra, mujer labradora y vecina de la encomienda de Viade, que fue acusada formalmente de ser una meiga xuxona, y condenada a llevar el San Benito en el auto de fe que se celebro en Santiago de Compostela en el año 1575.
Se la acusó de que se bebía la sangre fresca de los recién nacidos y la utilizaba para preparar potingues y brebajes con los que aplicaba luego remedios curanderos a sus pacientes achacosos.
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