Cultura Galega Adiós, ríos; adiós, fontes; adiós, regatos pequenos; adiós, vista dos meus ollos, non sei cando nos veremos. (Rosalía de Castro) Comería a túa alma coma quen come un ovo doce novo, perfecto microcosmos no seu óvalo de nacre. (Estíbaliz Espinosa) Idioma meu, homilde, nidio, popular, labiego, suburbial e mariñeiro, que fas avergoñar ó burgués, ó señorito i o tendeiro. (Manuel María Fernández) Ás veces fáltannos palabras e ás veces sóbrannos, ás veces fáltanos o tempo de dicilas e ás veces pásanos o tempo de calalas. (Baldo Ramos) Os soños cantan coa gorxa xeada, como esclavos fan tocar os tambores. (Manuel Rivas) Mexan sobre nós e temos que dicir que chove. (Castelao) Díxenlle á rula: Pase miña señora! E foise polo medio e medio do outono por entre as bidueiras sobre o río. (Álvaro Cunqueiro)

Ovnis en el cuartel de As Gándaras


Corría el año 1995 y un soldado que estaba de guardia en el Cuartel de As Gándaras, Lugo, echó un vistazo a la pantalla su monitor de las cámaras de vigilancia por inflarrojos. Las rutinas guardias nocturnas en el cuartel donde el soldado cumplía su servicio militar, solían ser monótonas y normalmente aburridas. Nunca ocurría nada fuera de lo normal. Nunca, hasta esa noche...

La cámara del circuito cerrado de TV rastreaba los alrededores de la Base vigilando que ningún intruso profanase el perímetro del cuartel. De pronto, al echar un nuevo vistazo al monitor, el recluta sufrió un sobresalto. ¿Qué era aquello? A unos metros por encima de la alambrada, y diferenciándose perfectamente de los focos de la Base, un objeto luminoso de forma aparentemente oval, aparecía suspendido en el espacio. Los OVNI habían vuelto a manifestarse impunemente en los cielos de Lugo. Era el colofón a una sucesión de avistamientos que la ciudad gallega estaba viviendo esos días.

Pero la visita de los OVNI a ese polvorín del Ejército de Tierra había comenzado apenas cuatro días antes, cuando numerosos vecinos de la zona pudieron observar la presencia de “platillos volantes”, que invadían impunemente el espacio aéreo nacional....

Bunker del polvorín, As Gándaras.

El soldado de guardia no dió crédito a sus ojos. Por más que forzaba la vista no podía observar visualmente lo que la cámara de inflarrojos reflejaba en el monitor. Un gran objeto oval parecía estar suspendido en el cielo, frente a la Base, encendiendo y apagando aleatoriamente las luces que le otorgaban una apariencia romboidal. Las condiciones meteorológicas no eran las más idóneas. El cielo estaba nublado, y aunque habían caído chubascos aislados y la temperatura había oscilado entre 10 y 7 grados, no había ningún fenómeno meteorológico que explicase aquel extraño fenómeno. 

Tras cerciorarse de que el monitor no estaba averiado, y como era su obligación, el recluta notificó inmediatamente al Jefe de Servicio aquel extraño suceso. El Teniente y varios soldados observaron con sus propios ojos el “OVNI invisible” que aparecía en la pantalla de la cámara inflaroja, situado estratégicamente en el cielo, justo encima de la alambrada y farolas próximas al cuartel. Visualmente solo podían apreciarse unas enigmáticas luces que evolucionaban erráticamente en el cielo.

Al mismo tiempo, en el campo de futbol que se encuentraba a escasos 50 metros del cuartel, Eduardo, entrenador del equipo de futbol La Milagrosa, y varios de sus jugadores, observaban las misma luces en el cielo lucense. Es decir, el fenómeno no se limitaba a un foco de calor en el campo inflarrojo, sino que obedecían a alguna causa física perceptible visualmente. Manuel Díaz Souto, responsable de mantenimiento del campo de fútbol, vió como de pronto varios militares irrumpieron en su despacho visiblemente alterados, ordenándole que apagase los focos del estadio sin darle más explicaciones.

Garita de vigilancia, As Gándaras.

Los soldados que “asaltaron” el campo de fútbol de As Gándaras, tras ordenar al encargado apagar los focos del mismo, se movían de un extremo a otro del recinto, nerviosamente. Miraban en dirección al asilo, como si estuviesen buscando algo en el cielo.

El Teniente Vila, oficial al mando en la Base, había telefoneado a las 22:45 horas del 27 de noviembre, a la delegación de la Televisión de Galicia en Lugo, cuyas instalaciones se encontraban entonces, precisamente, en los locales del diario “El Progreso”. El oficial había pensado que una cámara de TV profesional, con un teleobjetivo de mayor alcance que la sencilla cámara de vigilancia del cuartel, le permitiría captar con mayor definición al No Identificado. 

Pese a ello, la redactora Sabela Corbelle y el fotógrafo José Vazquez se presentaron en la Base en plenos acontecimientos y pudieron ver con sus propios ojos y fotografiar la imagen del extraño objeto que aparecía en la grabación en vídeo tomada aquella noche.

El fenómeno duró casi toda la noche, pudiendo ser grabadas al menos 3 cintas de video, de 3 horas de duración cada una, con las evoluciones del objeto. Mientras los militares se movilizaban en torno al cuartel de As Gándaras en busca del OVNI, el Teniente Vila redactaba el informe pertinente ante una movilización de tropas como aquella.

Ovnis de As Gándaras.

Oficialmente los OVNIs filmados y avistados en la Base quedaron como “luces de coches en algún monte” o las “luces de la cantera de Ferbedoira”. Equipos de estudio que se dedican a investigar estos sucesos rastrearon la zona posteriormente al informe oficial para constatar dicho informe, y al parecer, se encontraron con que no existen montes al S/SE de la Base, y que la única luz en la cantera, a las 21:00 de la noche, era una triste y solitaria bombilla en una farola que estaba totalmente aislada...

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