Cultura Galega Adiós, ríos; adiós, fontes; adiós, regatos pequenos; adiós, vista dos meus ollos, non sei cando nos veremos. (Rosalía de Castro) Comería a túa alma coma quen come un ovo doce novo, perfecto microcosmos no seu óvalo de nacre. (Estíbaliz Espinosa) Idioma meu, homilde, nidio, popular, labiego, suburbial e mariñeiro, que fas avergoñar ó burgués, ó señorito i o tendeiro. (Manuel María Fernández) Ás veces fáltannos palabras e ás veces sóbrannos, ás veces fáltanos o tempo de dicilas e ás veces pásanos o tempo de calalas. (Baldo Ramos) Os soños cantan coa gorxa xeada, como esclavos fan tocar os tambores. (Manuel Rivas) Mexan sobre nós e temos que dicir que chove. (Castelao) Díxenlle á rula: Pase miña señora! E foise polo medio e medio do outono por entre as bidueiras sobre o río. (Álvaro Cunqueiro)

Covelo, dioses y seres mitologicos en una aldea


En Cultura Galega queremos recomendaros en esta ocasión una visita a una aldea diferente, transformada en la primera mitad del siglo pasado por un benefactor que hizo fortuna en Brasil, construyó escuelas junto a la aldea y donó viviendas a numerosos vecinos que quisieron quedarse a vivir en este lugar.

Pero lo más curioso de Covelo, en el municipio pontevedrés de A Lama, es que las casas que mandó edificar, así como fuentes hórreos y otros elementos de la aldea, están adornados con bajorrelieves y esculturas. Algunas son simples escenas de la vida cotidiana, pero otras representan dioses de la mitología clásica, seres como harpías o grifos y otras curiosidades que alimentan la pertenencia de Manuel Barreiro Cabanelas a la masonería o alguna otra sociedad de raíces esotéricas.

Pero antes, visitamos el poblado.

A medida que la carretera se va aproximando a Covelo, se torna más estrecha y rugosa. Alrededor de las casas, campos de cultivo y ganado en los prados. Nada que haga pensar que se trata de una aldea diferente.

La entrada principal es la ‘Avenida’ Manuel Barreiro Cabanelas, llamada así en honor al vecino benefactor. Aunque apenas tiene aceras, las casas que hay a ambos lados merecen una atenta observación. Lo más interesante está en lo alto de las paredes de las viviendas, coronando los hórreos y adornando los balcones.

Avenida de Manuel Barreiro Cabanelas

En una de las paredes se puede ver una representación de los dioses Venus y Marte, labrados en piedra, que recuerda a la pintura de Botticelli. Esta representación podría tener una interpretación esotérica, porque para los neoplatónicos, el influjo benéfico de Venus era capaz de apaciguar a Marte. Por eso su representación se usó como talismán entre los círculos neoplatónicos y ocultistas del Renacimiento.

Marte y Venus en Covelo

Siguiendo por la avenida, en otra vivienda hay una escena con harpías y un niño con una antorcha encendida, símbolo de conocimiento.

Más allá, un caduceo de Hermes/Mercurio, que es un símbolo vinculado -desde el Egipto helenístico- con la figura de Hermes Trismegisto.

En lo alto de otra casa se puede ver un grupo de monos vestidos mirando una obra de arte. En lo alto de los tejados, flanqueando puertas de entrada, e incluso coronando los hórreos, pueden verse esculturas que recuerdan seres de la mitología clásica.

La curiosa aldea tiene estos grabados por la financiación de un vecino al que se le atribuía su pertenencia a la masonería y alguna leyenda negra.

Harpías y antorcha encendida en Covelo

Todos los vecinos de Covelo conocen la historia de Manuel Barreiro, el ‘Conde Cabanelas’.

Hijo de una campesina y un cantero, Manuel Barreiro Cabanelas nació en esta parroquia lamense en 1867.

Por sus circunstancias, como tantos otros vecinos, emigró con tan solo 16 años a Río de Janeiro (Brasil).

Pronto consiguió prosperidad en los negocios, especialmente con la lotería, y amasó una fortuna, que llegó a abarcar los ramos de la hostelería, construcción y ropa femenina. En sus viajes de regreso a Covelo, o a través de envíos de dinero desde Brasil, Cabanelas sufragó numerosas obras en su parroquia natal, desde el suministro de agua hasta la construcción de fuentes, bebederos y viviendas que donó a personas que quisieron quedarse en la aldea. En estas casas, aunque fueron reformadas con el paso del tiempo, aún se conservan los grabados en piedra alusivos a determinadas ramas del saber.

Además, mandó construir escuelas en el vecino lugar de Laxedo (que aún se conservan), en las que sus vecinos y los del entorno recibieron educación. Aunque murió en Río, uno de sus últimos proyectos, que no vio terminado, fue la urbanización de Covelo, cuyo diseño dejó por escrito. Por su labor, la reina María Cristina tramitó el título nobiliario de conde para Cabanelas.

No encontramos documentación que relacione a Manuel Barreiro Cabanelas con la masonería, aunque sus obras y su ilustración parecen seguir la línea de esta sociedad discreta. Lo que sí está comprobado es que perteneció a un club llamado Os Fenianos, que tomaban su nombre de los movimientos nacionalistas irlandeses, y que como presidente de este club organizó movilizaciones para pedir la abolición de la esclavitud en Brasil, actitud que también coincide con los valores que defendía la masonería.

Bajorrelieve con monos vestidos en Covelo


O Pelete, el árbol que bebe el primer vino
Muy cerca de Covelo, continuando por la misma carretera, se encuentra la aldea de O Pelete, que es famosa en el entorno por su fiesta dedicada al vino.
En esta localidad se encuentra un roble centenario conocido como ‘carballo da santa’ al que se le da a beber la primera cunca de vino en la Festa dos Remedios, que coincide con una festividad local dedicada al elixir de la uva.
El árbol está incluido en el catálogo de ‘árbores senlleiros’ de Galicia.

Como llegar
Desde el centro urbano de A Lama (a unos 30 km de la ciudad de Pontevedra) está  perfectamente señalizado.

Covelo

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