Cultura Galega Adiós, ríos; adiós, fontes; adiós, regatos pequenos; adiós, vista dos meus ollos, non sei cando nos veremos. (Rosalía de Castro) Comería a túa alma coma quen come un ovo doce novo, perfecto microcosmos no seu óvalo de nacre. (Estíbaliz Espinosa) Idioma meu, homilde, nidio, popular, labiego, suburbial e mariñeiro, que fas avergoñar ó burgués, ó señorito i o tendeiro. (Manuel María Fernández) Ás veces fáltannos palabras e ás veces sóbrannos, ás veces fáltanos o tempo de dicilas e ás veces pásanos o tempo de calalas. (Baldo Ramos) Os soños cantan coa gorxa xeada, como esclavos fan tocar os tambores. (Manuel Rivas) Mexan sobre nós e temos que dicir que chove. (Castelao) Díxenlle á rula: Pase miña señora! E foise polo medio e medio do outono por entre as bidueiras sobre o río. (Álvaro Cunqueiro)

La leyenda gallega de porque el mar es salado


Se cuenta que al principio de los tiempos el agua del mar era dulce como la de los ríos teniendo los hombres que viajar muchos kilómetros en busca de comida, pues no les tenía buen sabor la que tenían a su alcance. 
Por ello buscaban nuevos manjares o condimentos que hiciesen más apetitosos sus platos.

Uno de estos hombre llegó en cierta ocasión con su barco, del que era capitán, a una isla rodeada por lo que parecían toneladas y toneladas de extraña y desconocida arena blanca. Descubrió que esta misteriosa arena tenía increíbles propiedades pues era buena para conservar las carnes y para mejorar su sabor. Entonces decidió llamar "sal" a su hallazgo el cual decidió llevar a dar a conocer por todo el mundo, vendiéndola en cada lugar por el que pasaba.

Ilustración de la leyenda de porque el mar es salado

En uno de estas viajes llegó a Galicia y allí conoció a Olaia, una hermosa mujer hija de un viejo pescador. Se enamoró de ella y se casaron. Pero ocurrió que, mientras el capitán atravesaba los mares con cargamentos de sal, un poderoso señor, que vivía en un castillo cerca del puerto, intentó seducir la hermosa mujer con todo tipo de regalos y palabras amables. Como Olaia permanecería fiel a su hombre, el señor la raptó y la encerró en su castillo.

Cuando volvió, el marino no pudo hacer nada para liberar su mujer, y presa de su tristeza y angustia continuó con sus viajes hasta hacerse rico con la intención de formar un ejército para atacar el castillo y recuperar a Olaia. Pero cuando llegó a Galicia nuevamente la encontró en la casa del padre de ella.

Olaia le contó que fuera el mar quien derribara los muros del castillo, llevándose el señor al fondo y poniéndola a ella en libertad. El capitán, agradecido, le regaló al mar la isla de arena blanca para que mejorase el sabor de sus aguas. Desde entonces el agua del mar es salada.

Ilustración de la leyenda de porque el mar es salado

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