Como ya sabes, Galicia es una tierra llena de leyendas. Cultura Galega te trae en esta ocasión, la leyenda del hombre lobo de Viana do Bolo, Ourense.
Trata de un joven que en una ocasión estaba cortando molime en compañía de su padre y, llegado el mediodía, se sentaron a comer un trozo de pan, mientras decía el hijo:
- O que eu comía de boa gana a estas horas era un anaco de carne, o pan seco non entra ben. (Lo que yo comía de buena gana a estas horas era una trozo de carne, el pan seco no entra bien.)
A lo que el padre contestó:
- Nunca falto de carne te vexas. Aínda lobo da xente te volvas, para que nunca che falte. (Nunca falto de carne te veas. Aun lobo de la gente te vuelvas, para que nunca te falte.)
Aquel mismo día desapareció. La comarca entera empezó a horrorizarse debido al gran número de víctimas que se comió. Solía verse en forma humana. En una ocasión, se vio como se revolcaba en la bosta de una vaca, con la intención de transformarse en lobo y devorar una niña. Justo llegó el padre de la joven y le preguntó qué estaba haciendo, a lo que el hombre lobo de Viana do Bolo le respondió:
- Buscando una aguja que me cayó.
Cuando el padre de la niña empezó a irse, el hombre lobo de Viana do Bolo dijo:
- Suerte tuviste venir hoy por aquí, porque iba a comerme a tu hija.
En otra ocasión que también estaba en forma humana, el hambre y el frío lo obligaron a pedir amparo en casa de un amigo de Seoane (Viana do Bolo) quien, de muy mala gana lo dejó entrar en su casa en una fría noche de invierno, para que se calentara y comiera.
Pasaban las horas y no se iba de la casa, por lo que el temor del amigo iba en aumento, ya que no hacía caso a los ruegos y razones para que marchara, por lo que se vió en la necesidad de echarlo a la fuerza y cerrando la puerta en cuanto pasó la solera de la casa. Esto lo salvó de una muerte segura, pues en el mismo momento se transformó en lobo, arañando la puerta en intentando tirarla abajo.
Por fin lo mataron cuando estaba en forma humana. Para eso lo aguardaron en el puente, luego de preparar una piedra y una cuerda con un nudo corredizo. Le echaron la cuerda al cuello cuando iba a pasar el puente y lo tiraron al río, donde acabó ahogándose.
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