Los hórreos son una especie de almacén o despensa donde antiguamente se guardaban los alimentos de la casa familiar (maíz, patatas, jamón, pescado). Originariamente, en la localidad de Combarro (Poio, Pontevedra), las paredes de los hórreos eran de cañas trenzadas y el tejado de paja, de ahí que se les denominase 'palleiras'.
Posteriormente, se optó para su construcción por materiales más resistentes, como la madera o la piedra. Los hórreos que se conservan en la orilla del mar son aproximadamente de entre los siglos XVIII y XIX.
Se colocaban sobre columnas para evitar que la humedad del suelo o los ratones estropeasen la cosecha. De hecho, las piedras circulares que hay sobre las columnas se les hace llamar 'tornarratos', ya que su utilidad principal era impedir que los roedores llegasen al interior del hórreo.
Pero lo que hace de los hórreos de Combarro un elemento original y único en el mundo, es la enorme cantidad de estas construcciones que se conservan y la ubicación de 30 de ellos alineados a lo largo de la costa.
Hórreos de Combarro, Poio, Pontevedra.
Y, ¿por qué colocar un hórreo al lado del mar? Muchos de los vecinos de Combarro poseían tierras al otro lado de la Ría, por lo que decidieron que el mejor medio para transportar las cosechas sería por mar, y para ello, nada mejor que colocar las despensas justo en la costa, para descargar directamente las barcas sin necesidad de transportar la mercancía por los complicados caminitos que entonces existían.
Este sistema, a pesar de ser cómodo para los campesinos de Combarro, también trajo muchos problemas, ya que algunos piratas, arribaban a la costa en marea alta para saquear los hórreos de los vecinos.
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