Cultura Galega Adiós, ríos; adiós, fontes; adiós, regatos pequenos; adiós, vista dos meus ollos, non sei cando nos veremos. (Rosalía de Castro) Comería a túa alma coma quen come un ovo doce novo, perfecto microcosmos no seu óvalo de nacre. (Estíbaliz Espinosa) Idioma meu, homilde, nidio, popular, labiego, suburbial e mariñeiro, que fas avergoñar ó burgués, ó señorito i o tendeiro. (Manuel María Fernández) Ás veces fáltannos palabras e ás veces sóbrannos, ás veces fáltanos o tempo de dicilas e ás veces pásanos o tempo de calalas. (Baldo Ramos) Os soños cantan coa gorxa xeada, como esclavos fan tocar os tambores. (Manuel Rivas) Mexan sobre nós e temos que dicir que chove. (Castelao) Díxenlle á rula: Pase miña señora! E foise polo medio e medio do outono por entre as bidueiras sobre o río. (Álvaro Cunqueiro)

La aguja del demonio


Los monjes benedictos del monasterio de San Estevo de Ribas de Sil, en Nogueira de Ramuín, Ourense, tenían interés en construir un puente entre los ríos Sil y Cabe para acortar las distancias entre las tierras de Monforte y Ourense para hacer más fácil las idas y venidas de sus recaudadores.

Insistieron arduamente ante el rey don Felipe IV, pero no consiguieron absolutamente nada debido a que los intereses de este se oponían al de los influyentes Condes de Lemos.

El viejo puente de madera quedo arruinado por culpa de las grandes riadas y para pasar por el río solo había pequeñas barcas que con cualquier contratiempo se hundían. Pero los monjes no desistieron en su empeño de construir un nuevo puente y al final fue con el mismo demonio con el que trataron la construcción de su ansiado puente.

El trato que al final consiguieron entre ambas partes obligaba al demonio a hacer una puente muy rígida, de piedra, en el plazo de tan solo una semana, y a cambio los monjes le entregarían todas las almas de los propios monjes del monasterio.

El demonio comenzó a trabajar y en tan solo un día construyó el pilar que serviría de de entrada al puente por el lado del ayuntamiento de Sober. Pero al segundo día, los monjes recularon y les pareció un precio demasiado grande el que tendrían que pagar por su nuevo puente, preferían salvar sus almas de la condena eterna y quedar sin puente.

Como prueba de aquel trato roto por monjes benedictos de Ribas de Sil, aún está allí el pilar construido por el demonio, una roca muy afilada llamada Aguja del Demonio (Agulla do demo en gallego), en Abeleda, en la parroquia de San Estevo de Anllo en el ayuntamiento de Sober.

San Estevo de Anllo en Sober




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