En la Coruña un niño fue con los padres a la feria y montó en los caballitos. Era pequeño, no pasaba de los tres años. Montó en un caballo y de repente se puso a llorar. Lo cogió la madre y él lloraba y lloraba y al final decidieron que lo mejor era llevarlo para casa. No dejaba de decir que lo había mordido el caballo, y como era de suponer, no le hicieron caso, pensaron que era cosa de niños.
Pero al caer la noche el niño se puso muy malo, empezó a vomitar, el brazo no dejaba de hincharle y acabó poniéndose negro. Los padres ya muy asustados llamaron al médico, este fue corriendo para ver que le ocurría al pequeño, pero ya llegó tarde. El niño había muerto.
Al parecer el médico vió que en el brazo tenía dos picaduras, con lo que decidió poner en conocimiento a la policía que quizás en el carrusel habría algún tipo de culebra.
El niño se quejaba y con razón, no lo había mordido el caballo, lo había mordido una víbora. La policía fue a mirar el carrusel, y encontraron una víbora que había hecho el nido en el caballo. El niño creyó que había sido el caballo, los padres que eran cosas de niños y al final falleció a consecuencia de una mordedura de víbora.
No hay constancia de que sea cierta o no la leyenda de la víbora y el niño, pero sí que ronda por Galicia esta leyenda gallega.
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