Cultura Galega Adiós, ríos; adiós, fontes; adiós, regatos pequenos; adiós, vista dos meus ollos, non sei cando nos veremos. (Rosalía de Castro) Comería a túa alma coma quen come un ovo doce novo, perfecto microcosmos no seu óvalo de nacre. (Estíbaliz Espinosa) Idioma meu, homilde, nidio, popular, labiego, suburbial e mariñeiro, que fas avergoñar ó burgués, ó señorito i o tendeiro. (Manuel María Fernández) Ás veces fáltannos palabras e ás veces sóbrannos, ás veces fáltanos o tempo de dicilas e ás veces pásanos o tempo de calalas. (Baldo Ramos) Os soños cantan coa gorxa xeada, como esclavos fan tocar os tambores. (Manuel Rivas) Mexan sobre nós e temos que dicir que chove. (Castelao) Díxenlle á rula: Pase miña señora! E foise polo medio e medio do outono por entre as bidueiras sobre o río. (Álvaro Cunqueiro)

La factoría ballenera de Caneliñas


A principios del siglo XX en el ayuntamiento de Cee, La Coruña, en una pequeña cala llamada Gures, se situaba la factoría ballenera de Caneliñas, que fue establecida por los noruegos e inaugurada el 14 de Noviembre de 1924.

Los noruegos, aprovecharon la “leyenda de la fecundidad” de aquel entonces, según la cual, las ballenas se acercaban hasta Fisterra para aparearse. A posterior, los japoneses los relevaron. Aquí llegaron a trabajar hasta cien operarios troceando los grandes cetáceos. Las mujeres de la villa eran las encargadas de descuartizar las ballenas que llegaban carro arriba por la plataforma. Les quitaban la piel y la carne y luego las cocían para hacer grasa.

Imagen de archivo.


Se pescaba el cachalote y el rorcual común pero también a la ballena vasca. Entre los años 1924 y 1927 la factoría de Caneliñas llegó a despedazar alrededor de 1300 ballenas y 100 cachalotes, lo que significa cerca de 50000 barriles de aceite.

De las ballenas se aprovechaba todo. Las barbas servían para las armas, fustas, paraguas y hasta para los corsés de las mujeres, la grasa como combustible para el alumbrado, el aceite de cachalote para las industrias del jabón, la carne se comía… no tenía ningún desperdicio.

En la década de los setenta aparecieron los primeros problemas a este tipo de caza. Por una parte la presión de los movimientos ecologistas que hizo mella en la sociedad, por otra, la entrada de España en la Unión Europea que hizo que este oficio se extinguiese hace 25 años.

 Factoría Ballenera de Caneliñas


El ámbar gris (una secreción producida por el cachalote) se enviaba en una doble caja de hierro y madera desde Corcubión a La Coruña, custodiada por el cajero de la sociedad ballenera, para que desde allí fuese enviado a París. El bloque de mayor tamaño de ámbar gris registrado en el mundo llegó a pesar 454,5kg, siendo capturado en el año 1912. El mayor registrado en Caneliñas fue de 38 kg y se capturó en el año 1924.

Fue la última factoría española dedicada a cortar carne de ballenas, cerrando sus puertas en el año 1985.

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