En lo alto de la ladera del Cabo Roncudo, situado en la parte norte de la gallega Costa da Morte, puede verse un mausoleo curioso y enigmático envuelto por la bruma y el misterio. Dos cruces se levantan frente al mar para recordar aquellos que ya no están.
Si alguna vez pasáis por allí llevadles flores y sujetarlas con piedras, arrodillaos allá en el punto donde se juntan los cuatro vientos y pedir un deseo que de seguro os sera concedido por aquellos a los que les gusta ser recordados.
Las cruces del Cabo Roncudo, en la Costa da Morte
La punta del Cabo Roncudo debe su nombre al eco del rugiente Atlántico en la costa de este promontorio. En sus acantilados, hombres y mujeres se juegan la vida escapando de grandes olas y gélidos remolinos en su oficio de recogida del precioso fruto de mar.
El faro Roncudo avisa constantemente al tráfico marítimo de la Costa da Morte de la proximidad y peligrosidad de este mar, cementerio tradicional de barcos naufragados. Las cruces de piedra levantadas en el cabo recuerdan también la vida de marineros ahogados o desaparecidos en este océano infinito.
Las cruces del Cabo Roncudo con el Faro de fondo, en la Costa da Morte
El espacio natural de Roncudo ofrece una completa excursión por sus abruptas costas, completada con el ocio de las pequeñas playas escondidas en sus acantilados y de las típicas tabernas de Corme.
Las cruces en Cabo Roncudo, en la Costa da Morte
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