Uno de los viejos oficios gallegos, era el de Serrachín. Se encargaban de preparar la madera para que los carpinteros pudieran trabajarla. En Galicia, además de los gallegos, había muchos portugueses que se dedicaban a este antiguo oficio.
El trabajo de un Serrachín empezaba en la tala del árbol. Después, el propietario se encargaba de transportarlo hasta la casa.
La siguiente fase del trabajo de un Serrachín, era retirar del árbol talado toda su corteza y darle la forma de prisma de cuatro caras. Finalmente, marcaban el tronco y serraban para obtener así las tablas.
Los serrachíns, que normalmente trabajaban en pareja, siempre se desplazaban a pie de un lugar a otro, y solo se detenían en aquellos lugares en los que encontraban trabajo.
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