Cultura Galega Adiós, ríos; adiós, fontes; adiós, regatos pequenos; adiós, vista dos meus ollos, non sei cando nos veremos. (Rosalía de Castro) Comería a túa alma coma quen come un ovo doce novo, perfecto microcosmos no seu óvalo de nacre. (Estíbaliz Espinosa) Idioma meu, homilde, nidio, popular, labiego, suburbial e mariñeiro, que fas avergoñar ó burgués, ó señorito i o tendeiro. (Manuel María Fernández) Ás veces fáltannos palabras e ás veces sóbrannos, ás veces fáltanos o tempo de dicilas e ás veces pásanos o tempo de calalas. (Baldo Ramos) Os soños cantan coa gorxa xeada, como esclavos fan tocar os tambores. (Manuel Rivas) Mexan sobre nós e temos que dicir que chove. (Castelao) Díxenlle á rula: Pase miña señora! E foise polo medio e medio do outono por entre as bidueiras sobre o río. (Álvaro Cunqueiro)

Nuestra Señora del Faro


Petroglifos, enterramientos prehistóricos y restos de la época romana podrían probar que en su cima se celebraban cultos paganos desde tiempos inmemoriales. Se cree, que probablemente fueron los suevos al convertirse al cristianismo en el siglo VI.

Situada en el ayuntamiento de Chantada, Lugo, existen dos imágenes de Nuestra Señora del Faro a las que se rinde culto, una está en la ermita y la otra se guarda durante todo el año en la iglesia de Requeixo y se sube en procesión para la fiesta.

 Como llegar a Monte Faro


La leyenda de Nuestra Señora del Faro, cuenta que en el monte de Alledo, cerca de Oseira, vivían 3 Vírgenes que eran hermanas. Cierto día, una de ellas escuchó discutir a dos mujeres, por lo que harta de los mundanales ruidos, decidió retirarse a un lugar donde pudiese tener paz, y sugirió a sus hermanas que tomasen ejemplo.

Cada una de ellas se retiró a una cumbre. Una, a la cima de A Pena de Francia, otra a la Madalena y la tercera, al Monte Faro. Cada una tiene a día de hoy su ermita en estos lugares. Por el camino que subió la Virgen al Faro todavía hay un sendero donde no crece la maleza, estando siempre cubierto por un manso césped.



La historia también relata que un día, tras regresar Nuestra Señora del Faro de visitar a sus hermanas, el burro que montaba se moría de sed. Entonces, la Virgen golpeó con su vara una roca, haciendo brotar un manantial de agua eterno.

Corre un rumor sobre una posible disputa por la imagen de la Virgen. Al parecer, los vecinos de Santa Baia de Camba (Rodeiro) la invitaron a ir a su iglesia, pero la Santa rehusó esta proposición. También los monjes de Oseira quisieron llevarla a su monasterio para honrarla mejor, pero en el trayecto, al llegar a un lugar conocido como Pena da Ferradura, el animal que la llevaba se paró, negándose a seguir. Al mismo tiempo, comenzaron a tocar las campanas de Requeixo, alertando a los vecinos, quienes obligaron a devolver la imagen a su lugar de procedencia.



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