Cultura Galega Adiós, ríos; adiós, fontes; adiós, regatos pequenos; adiós, vista dos meus ollos, non sei cando nos veremos. (Rosalía de Castro) Comería a túa alma coma quen come un ovo doce novo, perfecto microcosmos no seu óvalo de nacre. (Estíbaliz Espinosa) Idioma meu, homilde, nidio, popular, labiego, suburbial e mariñeiro, que fas avergoñar ó burgués, ó señorito i o tendeiro. (Manuel María Fernández) Ás veces fáltannos palabras e ás veces sóbrannos, ás veces fáltanos o tempo de dicilas e ás veces pásanos o tempo de calalas. (Baldo Ramos) Os soños cantan coa gorxa xeada, como esclavos fan tocar os tambores. (Manuel Rivas) Mexan sobre nós e temos que dicir que chove. (Castelao) Díxenlle á rula: Pase miña señora! E foise polo medio e medio do outono por entre as bidueiras sobre o río. (Álvaro Cunqueiro)

Castillo de Rocha Forte


El Castillo de la Rocha Forte, también conocido como Castillo de los Churruchaos, es un yacimiento arqueológico en el que se encuentra en proceso de excavación uno de los castillos medievales más emblemáticos de la mitra compostelana, y en el que se constata un periodo de ocupación desde, aproximadamente, el año 1240 hasta 1467, año en el que fue destruido hasta sus cimientos por los irmandiños en la conocida como Gran Guerra Irmandiña.

Fue el escenario de destacados hechos de la historia de Compostela y, hasta su destrucción, un símbolo del poder señorial del arzobispo de Santiago y la opresión ejercida sobre los habitantes de las tierras pertenecientes al señorío.

Ruinas del Castillo de Rocha Forte

Desde su destrucción su piedra fue reutilizada en diversas construcciones; con ella se construyó el castillo del Pico Sacro, hoy en día desaparecido, y otras construcciones llevadas a cabo en la ciudad de Santiago tras la sublevación contra el poder señorial, así como para la construcción de la propia catedral.

En el siglo XX la construcción de la línea del ferrocaril supuso la destrucción de una importante parte del yacimiento. Tras un largo periodo de olvido por parte de los especialistas, en el año 2001 se iniciaron una serie de excavaciones arqueológicas con el objetivo de estudiar el yacimiento y su posterior puesta en valor.

La Fortaleza de Rocha Forte se sitúa en la parroquia de Conxo, perteneciente al municipio de Santiago de Compostela, en la Comarca de Santiago, provincia de La Coruña.

Se encuentra, a una altitud de 185 metros, en el lugar conocido como la Rocha Vella, al lado de la vía del ferrocarril, que lo cruza ocultando gran parte del yacimiento, y cerca de la actual carretera de salida de la ciudad en dirección a Pontevedra, en la confluencia de un regato llamado de Vilar con el río Sar, en un pequeño promontorio al que rodean por sus lados este y norte ambos ríos. Los terrenos sobre los que se asienta son propiedad del Arzobispado de Santiago, que cedió su uso por cincuenta años al Ayuntamiento. Se calcula que el recinto ocupa unos 4.000 metros cuadrados.

Muy cerca de este emplazamiento se encuentra el yacimiento castreño conocido como el Castriño de Conxo, compuesto por los restos sin excavar de un castro y una serie de petróglifos, grabados en una piedra, con representaciones de espadas o puñales de antenas, alabardas, cazoletas, datados en la edad del bronce.

El yacimiento arqueológico está catalogado como Bien de Interés Cultural y con una adscripción cronológica de ocupación definida entre el siglo XIII y el XV.

En la actualidad se encuentra en estado ruinoso y está siendo objeto de estudio por medio de campañas de excavaciones arqueológicas periódicas llevadas a cabo desde el año 2001.

Ruinas del Castillo de Rocha Forte

Conformado por distintas cercas, se conserva un fragmento de la cerca exterior, en el área sureste, con una longitud de 40 metros. De la interior se conserva todo el perímetro además de otras estructuras en la zona central donde se podría situar la torre del homenaje, así como los restos de los torreones, en sus ángulos y flanqueando el acceso principal (a pesar de que sólo se conservan sus basamentos).

Cuenta además con dependencias subterráneas de las que hasta el momento sólo fueron documentados sus accesos escalonados.

Además de su valor defensivo, ya que servía de refugio a los arzobispos de Santiago -el lugar donde refugiarse cuando tenían sus más y sus menos con los levantiscos ciudadanos compostelanos-, era un enclave perfecto para controlar la entrada y salida de la ciudad de gentes y mercancías, ya que se encuentra en las cercanías del antiguo camino que unía Santiago con Noya y del camino de Padrón, al Camino portugués, que seguían los peregrinos a Santiago desde el sur de Galicia. Este fue el motivo principal de que el castillo, al contrario de lo que era habitual, se construyese a la orilla de un río, en el fondo del valle, y no en una posición predominante en altura (posición ordinaria de los denominados castillos rocosos).

El castillo funcionaba pues como punto de control del camino hacia el mar, como primer puesto de defensa ante previsibles invasiones que pudieran acechar la sede arzobispal, a través de la ría de Arousa y el río Ulla.

El castillo fue construido por el arzobispo Juan Arias hacia el año 1240 y, desde entonces, sirvió como residencia arzobispal y del cabildo, siendo testigo de gran parte de la historia medieval de Santiago. En el año 1255 aparece la primera mención documental de la fortaleza en relación con las constituciones capitulares de Juan Arias.

También se conserva el testimonio escrito de la reconstrucción llevada a cabo por Berenguel de Landoria después de los estragos causados por los ciudadanos de Compostela en el 1320, en el que fue el primer enfrentamiento documentado de los muchos que tuvieron lugar entre el pueblo de Compostela y el Obispado en esos tiempos. Estaba al frente de la sublevación Alfonso Suárez de Deza, personaje de la familia de los Deza-Churruchaos y mayordomo del hijo de Sancho IV de León y Castilla, el infante Felipe. Estos enfrentamientos se recogieron en el documento "Hechos de Don Berenguel de Landoria" en el que se narra como en el día de la purificación los ciudadanos de Compostela atacaron e incendiaron el castillo, teniendo que volver a ser levantado por el arzobispo.

También sufrió modificaciones sustantivas mandadas realizar por el sureño arzobispo Lope de Mendoza.

Ruinas del Castillo de Rocha Forte

En el tiempo del gobierno del arzobispo Rodrigo de Luna, concretamente en el año 1458 se constituyó una Hermandad en Santiago formada por un grupo de nobles y mandatarios de Santiago, Noia y Muros. Las figuras principales fueron Juana de Castro, viuda de Rodrigo de Moscoso y su hijo Bernal Yáñez. Su objetivo fue el de defender las "libertades públicas" frente las acciones de los hombres del arzobispo.

Como primera medida buscaron el amparo del rey Enrique IV de Castilla para que mantenga a su lado al arzobispo en la campaña de la Guerra de Granada y proceden con la ayuda del conde de Trastámara Pedro Álvarez Osorio, Suero Gómez de Sotomayor, Lope Pérez de Moscoso y Fernando de Castro a sitiar el castillo. En la defensa del castillo se encontraba su teniente y castellano8 (desde el año 1456) Álvaro Sánchez de Ávila. Gracias a sus buenas defensas el castillo resiste el cerco y Rodrigo de Luna pide al rey que interceda.

Enrique IV llegó a dictar hasta tres provisiones exigiendo el levantamiento del cerco, en mayo de 1458, el 12 de junio de 1459 dirigida al conde de Trastámara y el mismo día otra dirigida a Juan de Padilla Adelantado Mayor de Castilla para que ante el previsible incumplimiento de sus mandatos levante el cerco por la fuerza. Finalmente, movidos por la insistencia del rey y la dificultad de vencer las defensas del castillo, el 3 de septiembre del año 1459 en el campo de Mazarelos los levantiscos firman una concordia con los representantes del arzobispo por la que aceptan levantar el cerco.

En el siglo XV, la Rocha se había convertido en un edificio odiado y temido por los labradores de la zona. Durante las décadas de 1450 y 1460, los soldados del arzobispo agrupados en el destacamento de la Rocha robaban el ganado, secuestran labradores y violan mujeres. Las denuncias quedaron registradas para el futuro en el Libro del Ayuntamiento de Santiago.

En el año 1467 se destruye definitivamente con ocasión de la Gran revuelta irmandiña iniciada en el año 1466. Algunos de los protagonistas en Santiago fueron Alonso II de Fonseca que estuvo un tiempo cautivo en el castillo de Vimianzo y de nuevo Bernal Yáñez de Moscoso que murió de un disparo de saeta cuando sitiaba la Catedral de Santiago de Compostela.

Ruinas del Castillo de Rocha Forte

Uno de los primeros objetivos de la Hermandad en Santiago de Compostela fue el Castillo de la Rocha Forte ya que simbolizaba más que cualquier fortificación el poder del arzobispado de Santiago y el símbolo de la opresión feudal, por lo que fue atacado por gran cantidad de gentes (sobre 11.000 personas, basándonos de nuevo en los testigos del Pleito Tabera-Fonseca) y derribado.

Fue una de las primeras fortalezas en ser derribadas por los Irmandiños durante la Segunda Guerra Irmandiña y, al contrario de otras muchas, nunca fue reconstruida. En el año 1469, Alonso II de Fonseca venció a los sublevados en la Batalla de la Almáciga, con la ayuda de Pedro Madruga, recuperando definitivamente el control sobre el señorío y la ciudad.

Poco después de las ruinas del castillo se aprovechó piedra para construir una torre en alto del Pico Sacro con la finalidad de establecer una pequeña guarnición que sirviese para servir de atalaya defensiva en la frontera de las posesiones arzobispales y las de sus enemigos los Moscoso.

Ruinas del Castillo de Rocha Forte

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