Cultura Galega Adiós, ríos; adiós, fontes; adiós, regatos pequenos; adiós, vista dos meus ollos, non sei cando nos veremos. (Rosalía de Castro) Comería a túa alma coma quen come un ovo doce novo, perfecto microcosmos no seu óvalo de nacre. (Estíbaliz Espinosa) Idioma meu, homilde, nidio, popular, labiego, suburbial e mariñeiro, que fas avergoñar ó burgués, ó señorito i o tendeiro. (Manuel María Fernández) Ás veces fáltannos palabras e ás veces sóbrannos, ás veces fáltanos o tempo de dicilas e ás veces pásanos o tempo de calalas. (Baldo Ramos) Os soños cantan coa gorxa xeada, como esclavos fan tocar os tambores. (Manuel Rivas) Mexan sobre nós e temos que dicir que chove. (Castelao) Díxenlle á rula: Pase miña señora! E foise polo medio e medio do outono por entre as bidueiras sobre o río. (Álvaro Cunqueiro)

Charca do Alligal


La Charca do Alligal está en la parroquia de Codesido, en el ayuntamiento de Vilalba, entre un bosque, fuentes de agua y tierras lamaguentas. Tiene forma de piscina, está murada con un circo de hormigón de 30m. de diámetro y el agua ronda los 23º C. 

De su fondo arenáceo emergen aguas medicinales, buenas para casi todas las dolencias y preferentemente para reumatismos y piel. Allí acudieron, y siguen yendo, buscando remedio para sus males, millares de personas, verano e invierno, y hasta animales, según las versiones orales. 

De la Charca do Alligal se cuentan muchas anécdotas sobre curaciones y muchos sucesos que semejan milagros, además de una leyenda que nos habla de encantos y de otra, que también habla de encantos y de desencantamientos. De la fama de aquella curación aun tenemos hoy memoria, por eso es que muchos aún se van a dar un baño reparador a la Charca do Alligal. Y hasta se construyó en las cercanías un hotel, con spa, abierto desde 2006.

Charca do Alligal

Una de las leyendas de la que antes os hablamos se titula las tres bestias heridas y procedemos a contarosla.

Allá en los tiempos en los que los pájaros tenían dientes vivían cerca de la Charca do Alligal tres doncellas hermanas. Un hada malvada quiso que se enamorará de las tres doncellas un malvado hombre con poderes y que al no ser correspondido hizo que las tres jóvenes tomaran figura de bestias bravas. 

Imaginad el sufrimiento de las tres doncellas trasmudadas en bestias, no acostumbradas a caminar entre tojos y silvas, desgarrando rocas y setos, siempre arañadas, ensangrentadas y doloridas. Otro hada, ahora buena, quiso que un día descubrieran una pequeña fuente en la que las bestias comenzaron la escarvar con sus pezuñas para agrandarla y así poder beber. Y así lo hicieron durante nueve días hasta formar una charca; y quedaron milagrosamente limpias de heridas y llagas.

Mas, un día, alguien, no se sabe si era una maga o una sabia, vio a las tres bestias y sospechó que no podían ser tal, sino mujeres encantadas en aquella figura. La maga se acercó un día a las bestias con tres manzanas camoesas, no otras, y le ofreció una de aquellas manzanas camoesas a la primera bestia, y al acabar de comerla la bestia se volvió a convertir en la doncella que era. Se la dio otra a la segunda, y otra a la tercera, y las dos tambien recuperaron su cuerpo.

También os vamos a contar otra bonita leyenda sobre la Charca do Alligal y esperamos que os guste tanto como la primera.

Hace tiempo fueron a segar a Castilla unos llaneros y el amo le preguntó a uno de ellos si conocía la Charca do Alligal. Como dijo que sí, le explicó la manera de desencantarle tres hijas que allí tenía. 

Le dio un saco con tres bollos y le rogó discreción. Cuando llegó a casa, posó el saco y se acostó, mas la mujer, curiosa, abrió el saco, vio los bollos y le echó el diente uno que comenzó a sangrar por la mordedura por lo que la mujer, asustada, lo devolvió al saco. 

Al día siguiente, el hombre cogió los bollos y fue hasta la Charca do Alligal. Tiró un bollo en el agua y al instante salió una joven a lomo de un caballo blanco que le agradeció el desencantamiento con una limosna de cuartos y joyas. 

Luego, tiró otro bollo y salió otra joven al lomo de otro caballo blanco que también lo agasajó. 

Echó el tercer bollo, el que había mordido la mujer, y de seguido salió otra chica montada en un caballo blanco, pero cojo, pues el cacho de pan era el miembro de la bestia. La joven, aborrecida, le quitó los tesoros que le dieran sus hermanas y le dijo que por su culpa tendría que quedar allí encantada. 

Aun así le dio un paño para la mujer. Y cuando regresaba, por ver como le quedaría puesto a su mujer, lo ató alrededor de la rama de un roble. Nunca tal había visto, el roble, como por arte de magía, se arrancó del suelo, hubo un estruendo enorme y por eso se puede ver el agujero por los alrededores del Alligal.

Charca do Alligal

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