En Viveiro (Lugo), después de pasar el Puente de la Compasión camino a Covas, en el Pazo de los Bermúdez de Castro, hay una capilla en honor al Ecce Homo.
Por lo visto una vez andaba en el mar un marinero, perdido en medio de un temporal enorme. Ya casi naufragaba cuando se le ocurrió girar la proa del barco hacia la capilla del Ecce Homo y en ese preciso momento la tormenta se calmó y el marinero regresó a la casa sano y salvo.
Desde entonces todos los marineros de Viveiro siempre guían la proa de su barco hacia capilla del Ecce Homo antes de echarse al mar.
También se dice de esta imagen que concede "Tres gracias" a los que le van a rezar allí por primera vez el primero viernes de marzo.
Esto es así desde que un hombre herido en tiempo de la Guerra Civil encendió una vela de su altura y esperó dentro de la capilla hasta que se consumiera totalmente. El hombre curó y desde entonces se le rinde culto al Ecce-Homo los primeros viernes de marzo; la gente pide tres deseos y por cada uno reza un credo y una salve. De las tres peticiones sólo se cumplirá una.
El Ecce Homo de Viveiro
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